En una ocasión, una estudiante – de las clases que dicto – estaba practicando el ballet clásico con cierta dificultad por las posiciones de los pies y brazos, y me preguntó con timidez:

— Profe, ¿de dónde provienen estas posiciones o imágenes corporales que día a día nosotros las practicamos en clase?

Solamente le respondí la ciudad de donde provenía; de Francia. Pero ella quería saber sus verdaderos protagonistas o creadores. Desde ahí me propuse como maestro volver a estudiar con gran interés los orígenes del Ballet Clásico. Así, informarle con entera minuciosidad: cuál era la verdad de aquel ser o seres que habían inventado aquellos movimientos tan precisos; su codificación, con una correlación perfecta y detallada para su fluidez al momento de ejecutarlos.

Comencé a indagar y encontré que el personaje que más destacó en la época del Rey Luis XIV, era el Gran Maestro de Ballet clásico Pierre Beauchamps; fue uno de los mejores bailarines del momento. Su biografía me generó gran interés, ya que, venía de una familia que procedía de la alta cultura parisina; el maestro o bailarín entendía con gran precisión y fortaleza todo lo referente a la música y, para buen entendedor, su cuerpo estilizado era alma de la música en aquel tiempo.

El inicio de un artista

Pierre Beauchamps se sentía como el ser más afortunado al ser elegido como el guía y profesor de baile para el futuro rey Luis XIV de Francia.

 En 1631 nació el hijo de Louis, Pierre Beauchamps, quien estaba destinado a convertirse en el más aclamado bailarín de su día. El nombre de Pierre Beauchamps aparece por primera vez en el libro Ballet du dérèglement des passions, realizado en el Palais Cardinal, en 1648; en aquel relato, bailó los papeles de una estatua traída a la vida por el fuego mágico de Prometheus, de un marinero y de una ninfa.  De allí, me cautivó el momento en que el bailarín se convierte en un ser celestial o titán amigo de los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses en el tallo de una cañajelga, darlo a los hombres y posteriormente, ser castigado por el dios Zeus.

Este gran bailarín, joven e intrépido, les daba una fuerza descontrolada e inimaginable a los personajes; convirtiéndose en un protagonista del movimiento de suceso. Mi pensamiento se fue elevando para aquel momento y me deje cautivar por su belleza e interpretación.

Al joven Luis XIV le llegó a los oídos que existía un joven bailarín, con una amplia conciencia y experiencia en el arte del movimiento y lo invitó a que se convirtiera en su profesor de baile y le diera clases personalizadas. Pierre Beauchamps se sentía como el ser más afortunado al ser elegido como el guía y profesor de baile para el futuro rey Luis XIV de Francia. Los dos trabajaban arduamente en la práctica y el acondicionamiento físico.

En 1653, Beauchamps bailó junto a su alumno real en el Ballet de la nuit. Una obra que también marcó el debut en la corte de Jean-Baptiste Lully, una estrella en ascenso con la que la futura carrera de Beauchamps estaría estrechamente relacionada.  Aquí se empiezan a unir las piezas de los grandes creadores e intérpretes del baile en el ballet clásico. 

El joven intérprete y profesor comenzó a practicar y crear con sus aliados grandes obras coreográficas de aquel entonces, llegando a entrar y pertenecer a la gran alcurnia de las más poderosas familias de la realeza, social y eclesiástica, de aquel tiempo. Beauchamps se comportaba de una manera muy delicada y sutil ya que necesitaba ser un personaje de mucha discreción y educación.

Su talento era tan resplandeciente que, en un momento las familias poderosas lo querían para que les montara o interpretara bailes de aquella época. A su vez, su fama iba creciendo poco a poco – ya fuese por su disciplina personal – en la enseñanza o en la interpretación de los personajes del momento. Su reputación como un bailarín virtuoso creció rápidamente; por sus movimientos ágiles, precisión y saltos altos y audaces en el Ballet des plaisirs troublés. Beauchamps fue considerado el mejor bailarín de Francia.

Una carrera llena de potencial

La carrera de Beauchamps, como coreógrafo de ballet, comenzó alrededor de 1656. Según la historia de La Muze de Jean Loret, Beauchamps creó los bailes para un anónimo Mascarade de Lully en el Louvre en los apartamentos de Mazarin en febrero de 1656. Más tarde, ese mismo mes, ayudó a Lully con los bailes de La Galanterie du temps; un ballet que siguió a una comedia anónima del Troupe Royale del Hôtel de Bourgogne. En 1657 coreografió el Ballet des plaisirs troublés, otorgado para la corte en el Louvre. 

Solo imagino su virtuosismo como bailarín e intérprete, cautivando aquellos seres que lo miraban y observaban con admiración o hasta desprecio. Fue un ser lleno de virtudes corporales y actitudes personales, las cuales dejaban a cada uno boquiabiertos al pasar al lado de él. 

Según Brassard (Musiciens de Paris, p. 24), Beauchamps fue bautizado en la iglesia de Saint Germain en Auxerrois el 30 de octubre de 1631. Desde allí, el mundo no esperaba un ser iluminado por el arte del movimiento y que, iba ser el creador de las posiciones corporales que marcaría el sello del ballet clásico.

En el mundo de los historiadores – que han escrito y delineado sobre la descripción del personaje protagónico –, se ha visto que tenemos dos versiones de un coreógrafo ficticio Charles-Louis Beauchamps  y una real. Debemos correlacionar todas la vivencias de aquel entonces y subrayar cuál fue verdaderamente Pierre Beuchaments. Unos dicen que tuvo una familia y que tenía dos hijos; otros dicen o indicaban que este noble ser del arte del movimiento murió en 1705, solo.  

La búsqueda de la perfección

Pierre Beauchamps, trabajó arduamente en la limpieza corporal, como todos nosotros los maestros que trabajamos en el área de ballet clásico y danza; siguiendo sus pasos como profesor y pedagogo en nuestras aulas con nuestro estudiantes. En un sentido moderno, era persona que diseñaba u organizaba los movimientos de manera minuciosa, buscando el porqué de su acción o reacción; fomentando un verdadero lenguaje corporal en el movimiento. 

Este gran hombre buscaba la perfección en el movimiento. En la época que se encontraba, le exigía la perfección del movimiento sin ir a la exageración del mismo. Él buscó y compuso por años la habilidad corporal de darle una perfecta línea en los movimientos; por eso llegó a la conclusión de que era mejor utilizar el an dehors de los pies, para concientizarse en manejo del equilibrio corporal. Fue un estudioso del cuerpo en su totalidad.

Era una hombre carismático y lleno de fuerza interior. Para estereotipar todos aquellos personajes que le entregaban, por la gran cantidad de interpretaciones que hizo; era muy acomedido para prestar sus atributos personales e interpretar todo aquel personaje del momento. Beauchamts era un artista incansable que amaba el arte del movimiento; me imagino que, cuando le proponían un personaje para interpretar él siempre estaba ahí, trabajando y aconsejando para luego ser plasmado en la escena viva. 

Es razonable suponer que Beauchamps, como Intendente de los Ballets du Roy, fue el principal responsable de la coreografía de las producciones de la corte. En estas, su creatividad era expresada conjuntamente con un grupo de bailarines profesionales. Además, cinco de los bailarines profesionales eran miembros de la Académie Royale de Danse y eran coreógrafos por derecho propio; sus nombres aparecen en nombres de personajes para los ballets de comedia: Hilaire d’Olivet, Jean Raynal, Nicolas de Lorge, François Galand du Désert y Florent Galand du Désert (los dos últimos conocidos como los ‘Des-Airs’ hermanos).

También podríamos especular sobre su aportación creativa, especialmente para los entrantes de baile en los que ellos mismos actuaron. Y, por último, sería razonable suponer que Lully tenía en mente coreografías específicas para los bailes y las pantomimas de danza para las que compuso la música, las cuales transmitió a sus bailarines directamente o a través de su maître de ballet.

Un líder inquieto

He percibido que Pierre Beauchamps era un gran líder pedagógico entre sus compañeros profesionales de baile; planteaba sus inquietudes, necesidades y metodologías – con carácter y determinación – para con el movimiento del cuerpo;  le sirvió en gestionar todo aquello que la dinámica de los movimientos debía tener, para no causarle daño al cuerpo en sí. 

…decían que él era un hombre observador y detallista sobre cualquier movimiento que realizaba.

Su estudio sobre el movimiento y las posiciones corporales lo llevó a considerar que los movimientos eran totalmente lentos y que necesitaban una postura correcta para conseguir una línea completamente perfecta con un constante equilibrio en el espacio y, que a menudo al fomentar la intensidad del movimiento debería continuar con su correcto y ecuánime porte corporal. Su trabajo sobre el movimiento fue minucioso y pensativo sobre cómo deberíamos efectuar los movimientos sin hacernos daño en hacer el paso siguiente. Sin embargo, pensó que ninguno que lo acompañaba en la travesía del mundo artista del baile le hacía caso, pero en si había un estudiante suyo que siguió su legado, quien con gentileza se quedó con sus más preciadas ideas sobre el ballet clásico.

Pierre Beauchamps era un hombre inquieto en todo el sentido de la palabra; para obtener toda aquella información que lo ayudara a determinar una perfecta línea corporal en el ser humano – la cual obtuvo de muchas referencias sobre los grandes movimientos que ejecutaban los bailarines italianos en aquel tiempo – fue aprendiendo, inventando y refinando de un sistema o estilo. En el necesitaba de grandes bailarines hábiles para que demostraran e interpretaran sus verdaderas inquietudes sobre la perfección corporal y lo que había inventado.

Coreografía y creación del maestro

Estrictamente hablando, «coreografía» se refiere a la notación de la danza («choreia» = «danza»; «grafoin» = «describir») y «coreógrafo» a alguien que escribe los pasos de ballet en la notación de la danza. En términos del siglo XVII, Beauchamps fue un «maître de danse» que participó en la «composición de ballets».

A nivel coreográfico encontramos sobre los escritos de sus más allegados: decían que él era un hombre observador y detallista sobre cualquier movimiento que realizaba.

Él decía: “busco a mis palomas favoritas en mi granero en busca de grano, donde las observo con minucioso detalle y he aprendido cómo ellas tienen un gran lenguaje en el movimiento para comunicarse al entrar y salir del espacio en donde se encuentran o quieren salir”. Por medio de esta observación, netamente de un acreditado, hubo innumerables personas que lo felicitaron por las variedades de sus entradas en las ideas de sus danzas que compuso.

A Beauchamps se le atribuye a menudo la composición de los bailes para los estrenos de la corte de los comédies-ballets Molière-Lully. Sin citar documentación de respaldo, Marie-Françoise Christout enumera a Beauchamps como el coreógrafo de Les Fâcheux, el Ballet des Muses (que contenía la comedia de La Pastorale, luego, Le Sicilien), Les Amants magnifiques (junto con d’Olivet), Le Bourgeois Gentilhomme y Psyche.

Louis Auld le asigna una lista ligeramente diferente: Les Fâcheux, Le Manage forcé, L’Amour médecin, Monsieur de Pourceaugnac, Le Bourgeois Gentilhomme y el estreno público de Psyché.

En un diccionario musical recientemente publicado del El antiguo régimen lo incluyó como el coreógrafo de: Les Fâcheux, Le Manage forcé, Le Bourgeois Gentilhomme y Le Malade imaginaire en una entrada, y para Le Manage forcé, L’Amour médecin, George Dandin y Les Amants magnifiques en otra.

El creador de las bases

Trataré de ir más allá del sentimiento de descubrir cómo se sintió Pierre Beauchamps al sentirse el creador de la codificación inicial del ballet clásico; la cual dio el primer comienzo a la tradición de la danse d’ecole – como hoy la entendemos –. Él mismo entabló con ese origen potencialmente solidificado en las bases fundamentales del ballet clásico; como las posiciones abiertas (en dehors) que vienen prácticamente desde la parte pélvica. Él apreció que los intérpretes debían expandir el movimiento ya sea en el desplazamiento sutil y armonioso o en su mismo eje de manera suntuosa; así los espectadores visualizarían mejor los mismos movimientos.

Pierre Beauchamps nos dio las herramientas esenciales para continuar un gran proyecto: el del movimiento lineal, expansivo y hoy por hoy, representativo en diferentes estilos; en el que otros intérpretes y creadores de códigos necesitaron de tales fundamentos. Le damos gracias a él que nos guió; no solamente con 5 posiciones de pie, la codificación de los brazos y los ports de bras, sino también, nos dejó innumerables inquietudes que resolver con el movimiento puro y sofisticado.

Él nos dejó las bases fundamentales para que siguiéramos innovando y creando nuevas alternativas en el movimiento. Con su visión futurista se adentró más allá al movimiento antinatural.

Escrito por: Román Correa
Maestro ballet clásico y danza contemporánea
Ilustrado por: Pablo López

Posted by:Acento Ballet

Revista digital de ballet.

One thought on “Un maestro incógnito

  1. Estoy adentrándome en el mundo de la docencia, recién en mi primer año de profesorado, no tenia conocimientos de esto, y este post realmente nos pone en los zapatos de Beauchamps, me encanto!

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